lunes, 30 de junio de 2025

Predicar la Buena Noticia del Reino con constancia y generosidad

XIV Domingo del Tiempo Ordinario 6-07-2025

 

Olga Consuelo Vélez Caro

Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes". Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca". Les aseguro que, en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". Él les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder de caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo" (Lucas 10, 1-12.17-20).

 

El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús enviando a los Doce a proclamar el Reino de Dios y a curar, en el capítulo nueve. En este capítulo diez, el envío es a setenta y dos, de dos a dos, delante de sí a todas las ciudades donde él había de ir. En los dos pasajes se ven semejanzas, pero también diferencias. En este segundo texto podemos ver una intencionalidad del evangelista: si el anuncio a Israel se confía a los Doce, aquí el anuncio del reino ha de hacerse más allá de las fronteras de Israel, es decir, también a los paganos.



Otro dato interesante de este pasaje es la referencia a la mies abundante y la falta de obreros. Se necesitan muchos obreros para anunciar la buena noticia del reino. Es un texto vocacional para anunciar Buenas Noticias en un mundo amplio, necesitado de ellas. Para esta predicación Jesús da unas recomendaciones muy concretas. Es una misión que ha de realizarse en medio del conflicto, porque las fuerzas del anti reino están presentes y a eso han de enfrentarse los enviados. El pasaje termina haciendo referencia a la alegría de los discípulos porque “hasta los demonios se les someten” pero Jesús les dice que no debe ser ese el motivo de la alegría, sino el que “sus nombres estén escritos en el cielo”, es decir, por haber cumplido la misión, por ser portadores de la buena noticia, sin enorgullecerse por ello.

Jesús les dice a sus discípulos que no lleven dinero, ni alforja, ni calzado y no se detengan a saludar a nadie. Todo va encaminado a mostrar la prioridad del anuncio sobre todas las distracciones que pueden retrasarlo. También que “no vayan de casa en casa” sino que entren a las ciudades, es decir, les insiste en este ir más allá de los lugares cercanos para que el evangelio se anuncie en las plazas, en todos los lugares posibles. Les advierte de la posibilidad de no ser recibidos a lo que deben responder con la constancia del anuncio en otros lugares. Diríamos, con nuestras palabras, es un anuncio gratuito y quien no lo escucha se pierde la oportunidad. Pero, por parte del discípulo, ha de seguir adelante con la misión encomendada con gratuidad, sin depender de que sea recibida.

A veces se escuchan demasiados lamentos del mundo como alejado de Dios, de los valores, del bien. Y, sin embargo, en el mundo hay muchas búsquedas, muchos deseos positivos, muchos esfuerzos humanos realizando el devenir histórico. En ese horizonte ha de predicarse la buena noticia de manera significativa, actualizada y generosa. Con seguridad muchos más la acogerían si supiéramos anunciarla.

Pidamos acoger la misión que Jesús nos confía hoy a nosotros y realizarla con la libertad, desprendimiento, amplitud, sencillez y generosidad suficientes de manera que llegue a muchos y nuestro mundo pueda ser, cada vez, un mundo más justo y en paz.

 

miércoles, 25 de junio de 2025

 

Pidamos por la reforma y conversión del Papado para ser una Iglesia sinodal

San Pedro y San Pablo, Apóstoles

29-05-2025

 

Olga Consuelo Vélez Caro

 

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?" Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mateo 16, 13-19)

 

Este domingo coincide con la fiesta de San Pedro y San Pablo a los que la Iglesia considera fundamentales en el despliegue de la Iglesia, cada uno con características propias. El evangelio de hoy se refiere a Pedro y su confesión de fe. Seguramente este texto es post pascual, es decir, Pedro confiesa a Jesús como Cristo después de la experiencia de la resurrección. Pero esto no significa que su protagonismo no se refleje en todos los evangelios desde el inicio de su seguimiento de Jesús, al ser, muchas veces, vocero de los Doce y ocupar el primer lugar en diversas circunstancias. Además, este evangelio expresa lo que Pedro será en la Iglesia católica: garante de unidad, de sucesión apostólica, es decir, de continuidad de la misma fe.

Por su parte Pablo no formó parte de los Doce, sino que tiene la experiencia de Jesús unos 3 o 4 años después de los acontecimientos pascuales. Pero su dedicación total a la predicación, su testimonio constante, hizo que con el tiempo se le considerara al mismo nivel que Pedro.

De hecho, el libro de los Hechos de los Apóstoles dedica la primera parte a Pedro y la segunda parte a Pablo, y relata hechos similares de los dos, mostrando su importancia en el desarrollo de la Iglesia. Según los datos de este libro, se encontraron dos veces en Jerusalén y una en Antioquía, donde mostraron diferencias.

Se cree que Pedro fue asesinado en Roma por el año 64. De Pablo se dice lo mismo, aunque los datos no son muy precisos. Los primeros cristianos que conmemoraban a sus compañeros mártires, juntaron a Pedro y Pablo en la fiesta del 29 de junio, en el que se celebraba la inauguración del templo de Quirino, considerado fundador de Roma; para decir que Roma estaba fundada con la sangre de Pedro y Pablo. Lo interesante es que ellos son ejemplo de la unidad en la diversidad y así debería ser nuestra iglesia para que en verdad quepan “todos, todos, todos”, como decía el Papa Francisco y ha repetido el Papa León XIV.

Precisamente con la elección del nuevo Papa y las celebraciones litúrgicas a las que asistimos el mes pasado del inicio de este pontificado, hemos podido ver cómo se organiza la Iglesia católica y de qué manera el Papa es continuador de estos Apóstoles, piedras vivas, de la Iglesia. De todas maneras, está por realizarse una reforma del Papado, como ya lo había señalado el papa Francisco y el Documento final del Sínodo de la Sinodalidad, para que ese ministerio fundamental sea testimonio de servicio e inclusión, con más descentralización, más sinodalidad, más austeridad, reflejando más el ardor misionero de los primeros apóstoles y menos el poder y organización de una iglesia con las mismas características del Imperio. Pidamos por la reforma del Papado y de la organización eclesial para ser verdaderamente una iglesia sinodal.

miércoles, 18 de junio de 2025

 

Eucaristía y justicia social van de la mano

CORPUS CHRISTI

22-05-2025

Olga Consuelo Vélez Caro

 

El los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: "Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto". Él les respondió: "Denles de comer ustedes mismos". Pero ellos dijeron: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente". Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: "Háganlos sentar en grupos de cincuenta". Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas (Lucas 9, 11b-17)

 

Este texto de la multiplicación de los panes está en los cuatro evangelios. En Marcos y Mateo se cuenta dos veces, con muy pocas diferencias, haciendo pensar que debió existir un solo relato que luego, los evangelistas repiten. Lucas lo debió tomar de la fuente marcana, pero omitiendo muchos detalles. Y el evangelio de Juan lo cuenta en el contexto eucarístico que más adelante va a mostrarse más claramente con la afirmación de Jesús como pan de vida (Jn 6, 35). Del hecho histórico lo que interesa decir es que este relato se suma a los signos con los que Jesús predica el reinado de Dios y, en este caso, muestra la super abundancia de los frutos que el reino trae. Se alimentan cinco mil hombres. Como un dato curioso, Mateo añade “sin contar mujeres, ni niños”, mientras que los demás evangelistas no hacen ninguna referencia a las mujeres. En cualquier caso, vemos como las mujeres son un grupo que se relativiza o invisibiliza, muchas veces, en los evangelios.

Volviendo al texto de Lucas, su intencionalidad al narrar este pasaje es claramente eucarística. Esto se ve en las palabras y acciones que realiza Jesús: “toma los cinco panes y peces, levanta los ojos al cielo, pronuncia sobre ellos la bendición, los parte y los entrega a los discípulos para que ellos lo entreguen a la gente”. En efecto, esta es la fiesta que celebramos hoy, la entrega de Jesús en el pan y vino, quedándose para siempre con nosotros.

Ahora bien, tener presente el pasaje de la multiplicación de los panes en la festividad de hoy nos puede ayudar a mantener esa dimensión comunitaria que es inherente a la eucaristía y que muchas veces se olvida. Se pone más énfasis en el encuentro de cada persona con Jesús en las especies del pan y el vino y se olvida que el pan eucarístico es para dar y repartir, para que todos se sacien, para que nadie se quede sin los frutos del reino. La eucaristía va de la mano de la solidaridad, de la justicia social, del bien común. Jesús nos deja su cuerpo y sangre para alimentar la vida comunitaria, para fortalecerla y sostenerla.

Que el conmemorar la entrega total de Jesús en la Eucaristía, renueve nuestra entrega a los demás para que ese pan llegue a muchos a través de nuestro compromiso solidario y se siga repitiendo el milagro de la abundancia en todas las situaciones de carencia, de pobreza, de injusticia, de falta de solidaridad.

miércoles, 11 de junio de 2025

 

Llamados a vivir una fe trinitaria que se exprese en el amor mutuo

FIESTA DE LA SANTISIMA TRINIDAD

15-05-2025

Olga Consuelo Vélez Caro

 

Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: "Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes" (Juan 16, 12-15)

 

Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. En la Biblia no encontramos referencias explícitas a la Trinidad como la formulamos en la doctrina -tres personas distintas y un solo Dios verdadero-, sino que los textos bíblicos nos permiten ver como Jesús nos revela al Padre y nos deja al Espíritu Santo. Por esto, el evangelio de Juan, que se caracteriza por su referencia al Espíritu, ayuda a esta formulación ya que Jesús les dice a sus discípulos que les dejará el Espíritu de la verdad quien será el encargado de revelarles todo lo que viene de Dios y también les dice que todo lo que es del Padre es suyo.

Por tanto, la formulación dogmática sobre la Trinidad es fruto de reconocer en la historia de la salvación que Dios se ha revelado como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo. Y lo más importante, más que intentar comprender como tres son uno o viceversa -lo que respondería a la racionalidad humana-, interesa comprender que el Dios que nos reveló Jesús es comunidad, es amor recíproco, es don de sí que se manifiesta en la creación y en la historia de amistad que ha entablado con la humanidad.

Lamentablemente, el dogma de la trinidad sigue siendo algo lejano a la cotidianidad de la vida cristiana porque se pone énfasis en que no se puede comprender, más que en mostrar a Dios trinidad es decir que Dios es comunidad y por eso nuestra fe no puede ser individualista ni, mucho menos, centrada en las leyes o ritos, dejando de lado las relaciones personales, la fraternidad-sororidad.

La teología actual también hace mucho énfasis en descubrir un Dios Trino que no se identifica con un Padre anciano, un hijo varón y una paloma sino en el Dios amor que se revela como Padre y Madre, en un Jesús resucitado que ofrece este don de la vida definitiva a varones y mujeres en igualdad de condiciones y un Espíritu Santo que es el mismo Espíritu de Jesús, impulsándonos a vivir como él vivió para hacer experiencia la vida trinitaria en nuestro aquí y ahora.

Necesitamos vivir una fe más trinitaria para que la vida comunitaria, la Iglesia, sea una experiencia que nos convoque más fuertemente y la solidaridad con todos sea el distintivo de nuestra fe en el Dios que es comunidad, amor, entrega recíproca.