Eucaristía y justicia social van de la mano
CORPUS CHRISTI
22-05-2025
Olga Consuelo Vélez Caro
El los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que
tenían necesidad de ser curados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron:
"Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los
alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar
desierto". Él les respondió: "Denles de comer ustedes mismos".
Pero ellos dijeron: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no
ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente". Porque
eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
"Háganlos sentar en grupos de cincuenta". Y ellos hicieron sentar a
todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al
cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a
sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta
saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas (Lucas 9, 11b-17)
Este texto de la multiplicación de los panes está en los cuatro evangelios.
En Marcos y Mateo se cuenta dos veces, con muy pocas diferencias, haciendo
pensar que debió existir un solo relato que luego, los evangelistas repiten. Lucas
lo debió tomar de la fuente marcana, pero omitiendo muchos detalles. Y el
evangelio de Juan lo cuenta en el contexto eucarístico que más adelante va a mostrarse
más claramente con la afirmación de Jesús como pan de vida (Jn 6, 35). Del
hecho histórico lo que interesa decir es que este relato se suma a los signos
con los que Jesús predica el reinado de Dios y, en este caso, muestra la super
abundancia de los frutos que el reino trae. Se alimentan cinco mil hombres.
Como un dato curioso, Mateo añade “sin contar mujeres, ni niños”, mientras que
los demás evangelistas no hacen ninguna referencia a las mujeres. En cualquier
caso, vemos como las mujeres son un grupo que se relativiza o invisibiliza,
muchas veces, en los evangelios.
Volviendo al texto de Lucas, su intencionalidad al narrar este pasaje es
claramente eucarística. Esto se ve en las palabras y acciones que realiza
Jesús: “toma los cinco panes y peces, levanta los ojos al cielo, pronuncia
sobre ellos la bendición, los parte y los entrega a los discípulos para que
ellos lo entreguen a la gente”. En efecto, esta es la fiesta que celebramos
hoy, la entrega de Jesús en el pan y vino, quedándose para siempre con
nosotros.
Ahora bien, tener presente el pasaje de la multiplicación de los panes en
la festividad de hoy nos puede ayudar a mantener esa dimensión comunitaria que
es inherente a la eucaristía y que muchas veces se olvida. Se pone más énfasis
en el encuentro de cada persona con Jesús en las especies del pan y el vino y
se olvida que el pan eucarístico es para dar y repartir, para que todos se
sacien, para que nadie se quede sin los frutos del reino. La eucaristía va de
la mano de la solidaridad, de la justicia social, del bien común. Jesús nos
deja su cuerpo y sangre para alimentar la vida comunitaria, para fortalecerla y
sostenerla.
Que el conmemorar la entrega total de Jesús en la Eucaristía, renueve
nuestra entrega a los demás para que ese pan llegue a muchos a través de
nuestro compromiso solidario y se siga repitiendo el milagro de la abundancia
en todas las situaciones de carencia, de pobreza, de injusticia, de falta de
solidaridad.
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