En este espacio se consignan reflexiones sobre los hechos que suceden vistos desde la fe y con el ánimo de suscitar conciencia crítica, reflexión y compromiso cristiano.
jueves, 28 de noviembre de 2024
Tengan ánimo, se acerca su liberación
Comentario al evangelio del I domingo de adviento 01-12-2024
Olga Consuelo Vélez
Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra se
angustiarán los pueblos, desconcertados por el estruendo del mar y del oleaje.
Las personas desfallecerán de miedo, aguardando lo que le va a suceder al
mundo; porque hasta las fuerzas del universo se tambalearán. Entonces verán al
Hijo del Hombre que llega en una nube con gran poder y gloria. Cuando comience
a suceder todo esto, enderécense y levanten la cabeza, porque ha llegado el día
de su liberación. Presten atención, no se dejen aturdir con el vicio, la
embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que aquel día no los sorprenda
de repente, poque caerá como una trampa sobre todos los habitantes de la
tierra. Estén despiertos y oren incesantemente, pidiendo poder escapar de cuánto
va a suceder, así podrán presentarse seguros ante el Hijo del Hombre (Lc
21, 25-28.34-36)
Comenzamos el tiempo de adviento, es decir, de espera gozosa del Niño
que viene, del Jesús que nacerá entre nosotros. Pero el texto que nos ofrece
Lucas este domingo tiene un lenguaje apocalíptico que nos habla más de miedo y
confrontación que de alegría y gozo. Ahora bien, la alegría cristiana no brota
de algo casual o insignificante. Esta viene del triunfo de la vida sobre la
muerte, de la alegría sobre la tristeza, del triunfo del Señor Jesús sobre
todas las fuerzas del anti reino como celebrábamos la semana pasada en la
conmemoración de Cristo Rey. Por tanto, aunque nos iremos acercando a la
alegría que viene de reconocer en un pequeño niño al Hijo de Dios entre
nosotros, hoy se nos invita a la preparación efectiva para ese momento,
reconociendo que la fidelidad es inherente al seguimiento de Jesús y, por
tanto, cuando las situaciones se tornan difíciles y pareciera que la buena
noticia que trae Jesús no es escuchada por nadie, en ese momento, el mantenerse
en pie, es el camino para reconocer la liberación que se acerca y llegar a ser
destinatarios de la misma.
No es fácil mantener la fidelidad. Son muchos los esfuerzos que se
hacen para vivir el amor y la verdad, la paz y la reconciliación, la
solidaridad y le entrega y, cuando se mira a nuestra sociedad y a nuestra
iglesia, pareciera que nada cambia e incluso, algunas veces, empeora. Las
guerras de nuestro mundo, el hambre, la injusticia social nos hacen sentir que
las fuerzas del universo se tambalean y que más vale vivir el momento presente
sin trabajar por los cambios necesarios. Todo esto es la realidad que
experimentamos muchas veces. Pero aquí viene la palabra de esperanza y fortaleza:
enderécense y levanten la cabeza, no se contenten con poco, sigan trabajando
por los valores del reino que la promesa del Señor no quedará defraudada y la
liberación se hace real en muchas circunstancias y se seguirá concretando, una
y otra vez, en la historia que tenemos por delante. Esa esperanza confiada a la
que nos invita el texto se personifica en la figura del Hijo del Hombre que
representa un personaje mesiánico que vendrá a realizar su juicio en el último
día, donde quedará evidente la liberación que el Señor trae, venciendo todas
las fuerzas del anti reino que no quieren que llegue.
Orar incesantemente, como dice el texto, no significa refugiarse en una
capilla pidiendo que Dios intervenga mágicamente. Por el contrario, la oración
que Dios quiere es aquella que se traduce en compromiso, en constancia, en
insistencia, en fidelidad, como ya lo dijimos. Comencemos este tiempo de
adviento renovando la esperanza, manteniendo la fe, practicando insistentemente
el amor en todas nuestras palabras y obras.
domingo, 24 de noviembre de 2024
“No callarás” las violencias que siguen sufriendo
las mujeres
Olga Consuelo Vélez
Cada 25 de noviembre, día en que internacionalmente se insiste en la
urgencia de “Eliminar la Violencia contra las mujeres”, se realizan marchas, se
lanzan consignas, se busca crecer en la conciencia sobre esta realidad para que
no acontezca nunca más. Sin embargo, no es fácil mantener el ímpetu, ni la
voluntad de cambio porque los seres humanos buscamos estabilidad y, en cuento
encontramos una manera de estar en el mundo que no nos traiga demasiados
problemas, dejamos la lucha, la militancia, la constancia, e incluso los
ideales de hacer de nuestra realidad algo distinto.
Una de las violencias más fuertes y evidentes contra las mujeres, es la
violencia física que llega incluso al asesinato, tipificado por la ley como
feminicidio. Cada vez que hay noticias sobre algún feminicidio algunas voces se
levantan, pero también a esas noticias nos vamos acostumbrando. Incluso se
niega o se justifican con la típica frase de más de una persona -y
lamentablemente muchas veces mujeres- de que los varones también sufren
violencia y que cuando van a los tribunales no les creen sobre esa violencia y
que, en realidad, ellos son más víctimas que las mujeres. Por supuesto que hay varones
que también sufren violencia por parte de las mujeres y pueden tener muchos
tropiezos en las acciones legales. Pero la proporción de la violencia ejercida
contra cada uno de los sexos, no tiene comparación, ni históricamente, ni en la
actualidad. Además, hay un hecho que hace más dura le violencia contra las
mujeres: se les ataca por muchas razones, pero también por ser mujeres. El sexo
femenino tiene una connotación subordinada, inferior, cosificada que hace tan
fácil que se ataque a las mujeres por serlo y de ahí viene la tipificación del
feminicidio. A los varones se les ataca también, pero no por ser varón, sino
por odio, venganza, etc. No se niega lo horroroso de esta violencia, pero es
muy grave la violencia por razón de pertenecer al sexo femenino.
La violencia más sutil, menos visible, que es fácil pasarla de largo es esa
violencia de palabras, actitudes, chistes, ironías, gestos, etc., que suceden
cotidianamente entre amigos, entre marido y mujer, entre conocidos, en las
relaciones diarias con la gente con la que se interactúa. Nadie duda de la
buena voluntad de las personas y de que algunos se sienten atacados -cuando se
les hace caer en cuenta en su actitud o expresión machista- y también de la
ignorancia o poca conciencia que se tiene sobre esta realidad. Entender y
develar el machismo exige atención, estudio, reflexión y conversión efectiva de
la persona, reconociendo lo que tiene introyectado de la mentalidad patriarcal
en la que se ha crecido y tomar la decisión de aprender a vivir las relaciones
humanas sin machismo. Esto es tarea de varones y mujeres. Porque una vez más,
hay que reconocer que son muchas las mujeres que mantienen la mentalidad
machista, la fomentan y la dejan estar en sus maridos y sus hijos y hasta se
enfadan cuando se habla del tema. Apelan a qué ellas nunca se han sentido
maltratadas y que tanta queja desdice de las mujeres.
Podríamos detallar más tipos de violencias, pero terminemos refiriéndonos a
una de las violencias que la comisión de mujeres del CELAM ha destacado este
año, para la conmemoración de este 25 de noviembre. Nos referimos a la
violencia espiritual que supone “utilizar la fe como herramienta de control,
distorsionando el mensaje de amor y justicia para manipular o silenciar a las
mujeres”. Muy importante este tipo de violencia. No hay un lugar más difícil de
hablar de feminismo, de derechos de mujeres, de violencia contra ellas que las
instituciones eclesiales. Si por muchas razones a la mujer se les silencia en
las iglesias o se les exige actitudes o uso de velos, faldas largas, blusas
cerradas, etc., con más razón, si se ponen estos temas para la discusión se
considera que falta fe o no se tiene la capacidad de sacrificio y resignación
que tuvo la virgen María (cosa que tampoco es una afirmación acertada con
respecto a lo que los evangelios dicen de María), o se está atentando contra la
familia, etc. Es decir, fuera de sufrir por la violencia que las mujeres viven
en la sociedad no se cuenta, decididamente, con la institución eclesial para
apoyar, denunciar y liberar a las mujeres de tanta violencia. Es muy peligroso
apelar a la fe para mantener el silencio, la sumisión, el aguante bajo la
pseudo razón de salvar a la familia por la capacidad de sacrificio de las
mujeres. Por el contrario, es necesario juntar fe y vida, compromiso de fe
contra la violencia de las mujeres, fuerza para levantar la voz y que tanta
violencia no se admita más.
El lema señalado por la comisión de mujeres del CELAM es muy importante:
“No callarás”. Efectivamente es tiempo de no callar ningún tipo de violencia
que sufran las mujeres, seguir tomando conciencia de ellas y denunciarlas para
transformarlas. Que este 25 de noviembre, mucho más desde una postura creyente,
no decaigamos en el esfuerzo por transformar los ambientes para una vida segura
para las mujeres.
Y, por supuesto, “no callarás” ad intra de la institución eclesial porque
la Iglesia continúa negando la participación plena de las mujeres en la
Iglesia, justificándolo con razones que bíblica, ni teológicamente, son
válidas.
sábado, 23 de noviembre de 2024
jueves, 21 de noviembre de 2024
Celebrar a Cristo Rey es vivir el reinado del servicio a
los últimos
Comentario al evangelio del domingo Cristo Rey del Universo
24-11-2024
Olga Consuelo Vélez
Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le
dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondió Jesús: ¿dices eso por tu cuenta,
o es que otros te lo han dicho de mí? Pilatos respondió: ¿Es que yo soy judío?
Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí ¿Qué has hecho?
Respondió Jesús: Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo,
mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos. Pero mi
Reino no es de aquí. Entonces Pilato le dijo: ¿Luego tú eres rey? Respondió
Jesús: Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha
mi voz (Jn 18, 33-37).
Este domingo se concluye el ciclo litúrgico con la festividad de Cristo
Rey. Siguiendo el evangelio de Juan -muy distinto de los evangelios sinópticos-
va a quedar en evidencia quién es Jesús, por qué se le juzga y porque será
crucificado. Conocemos que Pilatos les dijo a las autoridades religiosas judías,
cuando le entregaron a Jesús, que lo juzgaran según su Ley, pero ellos adujeron
que no podían aplicar la pena de muerte y Jesús era un malhechor (Jn 18, 29-32).
Entonces Pilatos entra nuevamente a interrogar a Jesús y el diálogo gira en
torno al “reinado”, causa civil que podría juzgar Pilato. Pero es ahí donde se
devela la diferencia de planos en los que se sitúan. Pilatos habla de los reyes
de este mundo y Jesús deja claro que su reinado es distinto. Explícitamente
dice que su reino es de paz, de lo contrario hubieran combatido para que no lo
apresaran. También dice que su reino es un reino de verdad. En este punto es
importante entender que en la Biblia la verdad no es una palabra que se
conforma con la realidad sino con la alianza. En ese sentido, la verdad es
fidelidad, lealtad, amor. Por lo tanto, lo que revela este interrogatorio es lo
que ha estado presente en el evangelio de Juan desde el inicio: creer o no
creer en Jesús es el verdadero juicio. Y aquí Jesús se afirma como aquel que
esta testimoniando la verdad frente a la cual algunos la aceptan -escuchan su
voz- y otros la rechazan.
Es importante entender que al hablar de dos reinos no se está
refiriendo al mundo de lo sagrado y de lo profano, o de lo religioso y de lo
secular. Jesús no habla de otro mundo distinto al único mundo en que vivimos,
sino a la actitud que se toma en ese mundo: la de creer en los valores del
reino, la de creer en Él o la de rechazarlo. El mundo de la luz es el reinado
de Dios que se comienza a vivir en la historia concreta. El mundo de las
tinieblas son los antivalores al reino que también se viven en el aquí y ahora.
Jesús contrasta, entonces, el mundo del creer y del no creer, del reino y del
anti reino, del discipulado o del rechazo a la llamada.
La fiesta de Cristo Rey, por lo tanto, no significa celebrar a Jesús al
estilo de los reyes del mundo, con sus valores, estilos, poder y majestuosidad.
El Cristo Rey es el que realiza la plenitud del servicio, de la misericordia,
de la inclusión, en otras palabras, de las bienaventuranzas donde los primeros
son los pobres y no está lejana la persecución por parte de tantos que no
aceptan este actuar de Dios. Lamentable que las imágenes que tenemos de Cristo
Rey revelan más la majestuosidad de los reyes de este mundo que el reinado que
testimonio Jesús con sus palabras y obras. Es tarea de nosotros, como
discípulos, testimoniar el verdadero reinado con nuestras palabras y
obras.
viernes, 15 de noviembre de 2024
jueves, 14 de noviembre de 2024
Jesús nos invita a saber Interpretar los signos del
reino en el hoy de nuestra historia
Comentario al evangelio del domingo XXXIII del Tiempo
Ordinario 17-11-2024
Olga Consuelo Vélez
Mas por estos días, después de aquella tribulación, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo
y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo
del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a
los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de
la tierra hasta el extremo del cielo. De la higuera aprendan esta parábola:
cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sepan que el verano está
cerca. Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que Él está
cerca, a las puertas. Yo les aseguro que no parará esta generación hasta que
todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el
Hijo, sino solo el Padre (Mc 13, 24-32).
El ciclo litúrgico está llegando a su fin y las lecturas ponen énfasis
en la venida de Jesús como consumador de todo lo creado, realización plena de
la historia de la salvación. El lenguaje utilizado es el apocalíptico el cual
se sirve de figuras contrastantes para mostrar lo nuevo que va a suceder. En
este caso, todo lo que el texto relata de los acontecimientos cósmicos que
parece se darán ante la venida del hijo del hombre, tienen la finalidad de
mostrar la novedad absoluta de lo esperado y no, el de revelar acontecimientos
futuros que sucederán, así como se narran. Lamentablemente por un desconocimiento
de los géneros literarios de la Biblia y de interpretaciones que se han hecho de
estos textos en el pasado, todavía hoy se predican de manera literal,
aprovechando ese lenguaje para causar miedo en los oyentes o para interpretar,
por ejemplo, la crisis climática como el cumplimento de estos relatos, haciendo
aparecer a Dios como castigador de la creación y del ser humano, cuando, Dios
es cuidador de todo lo creado y es nuestra responsabilidad velar por su preservación.
Este texto lo que pretende, con este lenguaje apocalíptico, es mostrar
la novedad absoluta que llegó con Jesús -al que se le aplica el título de hijo
de Hombre (Dan 7, 13)-, novedad que se está cumpliendo con la puesta en
práctica de los valores del reino.
El pasaje bíblico continúa con la figura de la higuera con la cual
Jesús invita, haciendo la comparación entre el conocimiento del florecer de la
higuera anunciando el verano lo que ellos deben hacer con el tiempo presente:
interpretar lo que está sucediendo, la novedad que Jesús ha traído, de manera
que se pueda llevar a feliz término la salvación anunciada por Él. Con los
términos de hoy, podríamos decir, saber interpretar los signos de los tiempos,
en una actitud vigilante que nunca ha de faltar para identificar lo que es del
reino y lo que lo contradice.
Por lo tanto, el tiempo presente es una llamada a mantener la esperanza
en el cumplimiento de las promesas hechas por Dios que ya se están realizando
en nuestra historia, manteniéndose vigilante y actuando coherentemente porque,
aunque no sabemos -ni debemos pretender saberlo porque ni los ángeles, ni el
Hijo lo saben- cuando se dará la consumación definitiva de todo en Dios, ya
están aconteciendo los valores del reino y confiamos que llegarán a la plenitud en el
tiempo propicio de Dios que solo Él conoce.
jueves, 7 de noviembre de 2024
Una viuda pobre como ejemplo de discipulado
Comentario al
evangelio del domingo XXXII del Tiempo Ordinario 10-11-2024
Olga Consuelo Vélez
Decía también en su instrucción: Guárdense de los escribas, que
gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los
primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y
que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán
una sentencia más rigurosa. Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba
cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro; muchos ricos echaban mucho.
Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del
as. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: les digo de verdad que esta viuda
pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos
han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio ha echado de lo que
necesitaba, todo cuando poseía, todo lo que tenía para vivir. (Macos 12,
38-44)
Jesús enseña los valores del reino y lo hace con ejemplos fáciles de
entender y que se evidencian en su entorno. En el caso del evangelio de hoy,
Jesús presenta el contraste entre dos personajes: los escribas y una viuda
pobre. De los primeros, hace una crítica fuerte: se pasean con amplio ropaje,
quieren ser saludados en las plazas y ocupar los primeros puestos. Todas estas
actitudes son las que garantizan el honor en la sociedad del tiempo de Jesús y,
salvadas las distancias del contexto, siguen siendo actitudes que garantizan la
importancia de las personas en la sociedad actual. Jesús mira todo eso con
recelo. El “honor”, tan importante para la sociedad judía, no cabe entre los
valores del reino. El valor importante es el de “servir” como Jesús se lo ha
dicho a sus discípulos de tantas maneras. Además, Jesús hace una denuncia del
comportamiento de los escribas: devoran los bienes de las viudas so capa de
largas oraciones. No es ajena esta actitud tampoco en el tiempo de hoy frente a
tantas estafas que, en nombre de Dios, hacen algunos predicadores y
negociadores de la fe.
Pero volvamos al texto. Jesús después de reprochar esa conducta de los
escribas, se sienta frente al arca del Tesoro del templo y hace un juicio
crítico sobre lo que pasa allí: ciertamente, muchos ricos van y echan mucho
dinero. Pero la viuda pobre (podría pensarse que es una de estas viudas
estafadas por los escribas o las mujeres viudas que quedaban totalmente
indefensas al morir su marido) echa todo lo que tiene para vivir. Jesús se
refiere a la moneda de menor valor en aquella época y es esta la que mujer
deposita en el arca. Con este contraste Jesús muestra el verdadero significado
del compartir de bienes que en nuestro contexto podríamos interpretar cómo dar
de lo que sobra o dar de lo poco que se tiene. En el primer caso, no hay una
solidaridad efectiva. Si le sobraba es porque estaba acaparando algo que no le
pertenecía o viviendo la dependencia del acumular y del tener, convencido que
en ello está la felicidad. La verdadera solidaridad es la de la viuda que saber
dar y darse, repartir y compartir. La solidaridad no se mide por el exceso de
bienes dados sino por la capacidad de sentir con el otro su situación y hacerse
solidario con ella.
Ahora bien, estos ejemplos no se refieren a temas a considerar sino a
actitudes que han de vivir los discípulos de Jesús. A ellos se dirige al final
del texto y les muestra con hechos reales en que consiste el verdadero
discipulado. Ni honores, ni prestigio, sino servicio, en el caso de los
escribas. Ni vanagloria por las muchas riquezas valiéndose, también de ellas,
para ser alabado, en el caso de los ricos. El discipulado va en la línea de
aquella viuda pobre que da lo que tiene para vivir porque su amor es efectivo,
su solidaridad entrañable.
Si el domingo pasado el evangelio nos mostró que el escriba que dialoga
con Jesús sabía que el primer mandamiento era amar a Dios y al prójimo, en este
nos muestra que es la viuda la que no “sabe”, sino que “hace” y, en esto,
consiste el verdadero discipulado. Las obras son las que dan testimonio de lo
que somos, las que muestran que nuestro seguimiento sí está guiado por los
valores del reino.