El programa del reino de Dios es para el hoy de nuestra realidad
Comentario al evangelio del VI domingo del TO 16-02-2025
Olga Consuelo Vélez
Jesús bajó con sus discípulos y se detuvo en un
llano. Había un gran número de discípulos y un gran gentío del pueblo, venidos
de toda Judea, de Jerusalén, de la costa de Tiro y Sidón. Dirigiendo la mirada
a los discípulos, les decía: Felices los pobres, porque el reino de Dios les pertenece.
Felices los que ahora pasan hambre, porque serán saciados. Felices los que
ahora lloran, porque reirán. Felices cuando los hombres los odien, los
excluyan, los insulten y desprecien su nombre a causa del Hijo del Hombre. Alégrense y llénense de gozo, porque el
premio en el cielo es abundante. Del mismo modo los padres de ellos trataron a
los profetas. Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen su consuelo!;
¡ay de ustedes, los que ahora están saciados!, porque pasarán hambre; ¡ay de
los que ahora ríen!, porque llorarán y harán duelo; ¡ay de ustedes cuando todos
los alaben! Del mismo modo los padres de ellos trataron a los falsos profetas (Lucas 6,
17.20-26).
El texto
de las bienaventuranzas que hoy nos relata el evangelio de Lucas, tiene su correspondiente
en la versión de Mateo (5, 1-12), con diferencias de destinatarios y de
énfasis. En Mateo Jesús se dirige a la muchedumbre, en Lucas a los discípulos
y, en este evangelio, además de las bienaventuranzas, están los “ayes” o
lamentos por la situación que van a vivir aquellos que ahora se creen plenos.
De todas maneras, en los dos casos, este texto constituye el programa del reino
de Dios que tiene como mensaje central el cambio de situaciones que ha de
comenzar a acontecer en este presente, no pensando que el cambio se dará solo en
el cielo. El mismo Lucas, en el libro de los Hechos, al hablar de la comunidad
cristiana nos muestra cómo es posible ese cambio, cuando se comparte lo que se
tiene y nadie pasa necesidad (Hch 2,42.44-45; 4,32.34-35).
Lucas nos
presenta cuatro bienaventuranzas y cuatro “ayes” referidos a los pobres, a los
que pasan hambre, los que lloran y a los que les persiguen y en los cuatro
casos muestra el cambio de situación: a los pobres les pertenece el reino, sus
primeros destinatarios; los hambrientos serán saciados, los que lloran reirán y
a los que los persiguen les recuerda que es la suerte que corren los profetas,
pero su recompensa será grande. En realidad, Lucas nos presenta, a lo largo del
evangelio, a un Jesús profeta, con lo cual, los discípulos viven la misma
realidad que su maestro.
En los “ayes”
la situación se revierte también: los ricos no recibirán nada más, los saciados
pasarán hambre, los que ríen, llorarán y harán duelo y a los que los alaban -es
decir no los persiguen- les recuerda que las adulaciones y alabanzas son las
que reciben los falsos profetas.
Hoy, por
tanto, se nos invita a vivir la vida cristiana con las consecuencias sociales
que ella tiene, siendo capaces de mirar la realidad y comprometernos con su
transformación. La situación de pobreza que siguen viviendo multitudes en la
humanidad no puede ser ajena a los que dicen seguir Jesús “profeta del reino”.
No se compagina una vida cristiana con la desigualdad, la injusticia social, la
exclusión, la resignación, la indiferencia, la falta de solidaridad, Menos con
un compromiso político que no mire al cambio de estructuras para transformar la
realidad. En este último aspecto queda la gran preocupación sobre qué pasa con
los cristianos que eligen gobernantes que, explícitamente, en sus programas de
gobierno fomentan el individualismo, la riqueza desmedida, la indiferencia con
la creación, el desprecio a los pobres, la exclusión por razones de clase, de
etnia, de género, etc. Convendría reflexionar, muy seriamente, si hemos
comprendido el programa del reino de Dios y lo ponemos en práctica. Nuestro
mensaje no se pude quedar en una “ideología” de un mundo justo para vivirlo en
el más allá sin el compromiso efectivo de hacerlo posible en el hoy de nuestra
historia. Hoy Jesús también dirige su mirada a nosotros y nos predica las
Bienaventuranzas. Ojalá encuentre una respuesta efectiva y generosa en los que
hoy decimos seguirlo.
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