Preparemonos al adviento con la vigilancia activa
I DOMINGO DE ADVIENTO (30-11-2025)
La llegada del Hijo del Hombre será como en tiempos de Noé: en [aquellos] días anteriores al diluvio la gente comía y bebía y se casaban, hasta que Noé se metió en el arca. Y ellos no se enteraron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Así será la llegada del Hijo del Hombre. Estarán dos hombres en un campo: a uno se lo llevarán, al otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán, a la otra la dejarán. Por tanto, estén prevenidos porque no saben el día que llegará su Señor. Ustedes ya saben que si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estaría vigilando y no permitiría que asalten su casa. Por tanto, estén preparados, porque el Hijo del Hombre llegará cuando menos lo esperen (Mateo 24, 37-44).
Comenzamos
el tiempo de adviento, tiempo de preparación, de conversión, de vigilancia, de
espera, de alegría. En el evangelio de hoy está puesto el acento en la
vigilancia porque la venida del Señor vendrá cuando menos lo esperemos. Por
eso, el evangelista, haciendo uso del género apocalíptico y relatando algunas pequeñas
parábolas, nos llama a ser capaces de descubrir esa venida, en medio de un mundo
donde algunos serán capaces de percibirla y otros no.
La
referencia a Noé nos deja ver esa realidad porque habla de los que están
comiendo y bebiendo y no perciben que viene el diluvio. Solo Noé es capaz de
construir el arca y salvarse. Sigue el texto mostrando como dos hombres estarán
en el campo y a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán y dos mujeres que
estarán moliendo y pasará lo mismo con ellas. Como se puede ver, son recursos
literarios para mostrar lo inesperado del acontecimiento por venir, pero
también las diferentes respuestas que suscitará y las consecuencias de la
misma.
Por eso,
el texto continúa con la llamada a la vigilancia porque no sabemos cuándo
vendrá el hijo del Hombre, pero si actuamos cómo el dueño de la casa que si
supiera a que horas viene el ladrón no lo dejaría entrar, podremos percibir esa
llegada y obtendremos los frutos que se esperan de ella.
Continuaremos
los próximos domingos reflexionando sobre todos esos otros significados que
dijimos al inicio tiene este tiempo de adviento. Pero empecemos hoy con la
actitud de vigilancia. Tomemos el pulso de nuestra apertura hacia la venida del
Mesías. Revisemos si, en verdad, le esperamos con ilusión y novedad.
Confrontemos nuestras acciones para ver si responden a las llamadas que el
Señor continuamente nos hace. En otras palabras, así como el ambiente externo
comienza a prepararse para la celebración de la navidad con adornos y clima
festivo, que nuestro corazón también se empiece a preparar este domingo con la vigilancia
activa de quién quiere estar atento a lo que sucede a su alrededor para
percibir al Señor que siempre nos habla en todo lo que vivimos.
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