Papa Francisco: no hay feminismo sin protesta
La entrevista que le hizo el periodista español
Jordi Évole al Papa Francisco el pasado 31 de marzo ha dado mucho de qué hablar
en “positivo”. El Papa respondió con la naturalidad y espontaneidad que lo
caracteriza. Hablaron sobre muchos temas sin prisa, de manera cercana, humana y
evangélica.
Cada tema tratado merecería un comentario pero quiero referirme al
tema de las mujeres, precisamente porque ya había comentado -en otro escrito-,
la desafortunada frase del Papa de que “Todo feminismo es un machismo con falda”.
El periodista le hace precisamente esa pregunta y el Papa responde que se
equivocó y explicó el hecho diciendo que “en un momento de mucha intensidad
positiva hacia la mujer, cuando estaba explicando, después de haber escuchado
la intervención de una mujer (eso fue en la cumbre sobre la Pederastia), estaba
escuchando el testimonio de una mujer que iba justo en la línea que yo quería,
que yo siento que debe andar, entonces empecé a comentar eso y me fui al
feminismo un poco más de protesta y la frase justa tendría que ser eso, tendría
que ser así, ‘todo feminismo puede correr el riesgo de transformarse en un
machismo con falda’, esa es la frase justa, la otra me equivoqué pero fue una
equivocación de momento, no porque lo piense así, la frase justa es ‘todo
feminismo corre el riesgo de transformarse en un machismo con pollera’ (así le
dicen en Argentina a la falda)”.
Es muy positivo que el Papa reconozca que se
equivocó y no dudo de la buena voluntad que tiene de dar a las mujeres más
lugares en la iglesia. Pero, lamentablemente, aún el Papa no acierta o no sabe
o no es su preocupación o con tantas cosas no acaba de ver la relevancia de la situación
de las mujeres o, simplemente, esta cuestión es hoy un signo de los tiempos
inaplazable y supone muchos cambios pero no se sabe cómo asumirlo y responder
en serio a las transformaciones necesarias y, entonces sigue siendo un tema en
el que se “patina” y se dice lo que se puede.
El papa dice que se refería al “feminismo un
poco más de protesta”. ¿Acaso puede darse un movimiento social como es el
feminismo sin protesta? Y si no se hubiera protestado ¿se hubiera conseguido
algo? El Papa dice que “todo feminismo” ¿es acaso verdad? Y los feminismos que han
conseguido para las mujeres los derechos civiles, sociales, culturales, ¿son
machismo?
El periodista siguió ahondando en el tema de las
mujeres y le preguntó al Papa si la mujer se encuentra bien representada en la
Iglesia. Le recordó la imagen que quedo del último viaje de Benedicto XVI a
Barcelona en la que la única participación que se vio de las mujeres, fue la de
las religiosas limpiando el altar. El Papa reconoció que era una situación “muy
triste” y que parece que aunque todos estamos llamados al servicio, las mujeres
además están llamadas a la “servidumbre”. Pero dio también, la “típica respuesta”
de quien no niega lo innegable pero lo relativiza y no da ningún paso a un
cambio real. Dijo que para él, hay que promover a las mujeres dándoles algunas
funciones como consejeras o como jefes de dicasterios pero que “eso no es lo
importante”, porque lo “más importante” es que la Iglesia es “femenina”. A
decir verdad la Iglesia es “Pueblo de Dios”, es “comunión”, es “sacramento” y
en ella tienen que existir las dimensiones masculinas y femeninas propias de
los seres humanos pero, sin olvidar, que gracias a la categoría de análisis “género”,
los roles atribuidos por la cultura a los varones y a las mujeres, no son exclusivos
de cada sexo sino que varones y mujeres podemos ejercer esos roles: las mujeres
pueden ser fuertes, valientes, inteligentes, con excelente desempeño en el espacio
público y los varones pueden ser tiernos, intuitivos, detallistas y
desempeñarse excelentemente en el espacio privado.
El papa Francisco ha traído a la iglesia un
sabor a “evangelio” en muchas realidades, especialmente, en la centralidad de
los pobres para la vida cristiana. Pero la realidad de las mujeres no ocupa la “urgencia
inaplazable” que exigen estos tiempos. Parece que hay que seguir esperando ¡y
mucho! Porque es demasiada pesada la estructura clerical que se ha construido
como para que se pueda entender la urgencia del cambio y la inclusión real de
las mujeres en todos los estamentos de la iglesia, no como “femenina” sino como
hija de Dios, con igual dignidad y responsabilidad que los varones.
Pero ¡atención! Un poco antes, el 25 de marzo
salió la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit y en el No. 42 está la frase correcta que tal vez el Papa
debería haber dicho y la actitud que la iglesia definitivamente tendría que
tomar frente a las mujeres: “Una iglesia demasiado temerosa y estructurada
puede ser permanentemente crítica ante todos los discursos sobre la defensa de
los derechos de las mujeres y señalar constantemente los riesgos y posibles
errores de esos reclamos. En cambio una iglesia viva puede reaccionar prestando
atención a las legítimas
reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede
recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de
los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de
violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de
derechos y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre
varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos
grupos feministas. En esta línea, el Sínodo quiso renovar el compromiso de la
Iglesia ‘contra toda clase de discriminación y violencia sexual’. Esa es la
reacción de una iglesia que se mantiene joven y que se deja cuestionar e
impulsar por la sensibilidad de los jóvenes”.
Ojalá se lea con atención este numeral, se
asuma como exigencia y esta iglesia cuestionada por los jóvenes comience a ser
una iglesia viva que acompañe las luchas de las mujeres y les abra
definitivamente espacios reales de participación.
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