Que la pandemia
del coronavirus no nos impida ver la de la pobreza estructural
Hoy comienza en Colombia la cuarentena decretada por el
presidente para todo el país hasta el 13 de abril. Ya veníamos de 4 días de lo
que la alcaldesa de Bogotá llamó “simulacro de cuarentena”. Sabemos que en los
países donde la pandemia es grave, ya viven esa experiencia y abundan los videos
de cómo lo han vivido, unos mostrando lo positivo en medio de la dificultad,
otros más dramáticos por las consecuencias de tantas muertes que efectivamente
se han dado.
Pero en nuestros países marcados por la desigualdad se
juntan más problemas que el mismo coronavirus. Se pide que la gente “se quede
en casa” para “cuidar su vida” pero las protestas, saqueos, motines, etc., que
hoy se vieron en algunas ciudades muestran que la vida no solo se cuida con la
cuarentena, sino que hay un segmento muy grande de la población que necesita
salir de casa “todos los días” para poder “cuidar” muy precariamente su vida.
Esta circunstancia permite ver la magnitud del drama de la pobreza. Hay
demasiadas personas que viven del “día a día”, del “rebusque”. Hay muchos que
no se pueden dar el lujo de quedarse un solo día en su casa, porque ese día no
comen. En otras palabras, otra vez más, aunque el virus ha atacado a grandes personalidades
y a gente con medios suficientes para vivir, los más afectados son los más
pobres, los que este sistema capitalista mantiene en la exclusión, a los que no
hay gobierno que responda efectivamente a sus necesidades, al cambio estructural
que se necesita para que todos puedan “cuidar” efectivamente de su vida. Lamentablemente
algunos gobiernos no están preocupados por estas personas sino por las “ganancias”
que no van a tener los más ricos, porque, por supuesto, su riqueza no terminara.
Ojalá que el miedo al “coronavirus” no nos impide ver este problema
que también es una “pandemia” para tantos, pero con la que ya vivíamos, pero a
la que no le acabamos de dar la importancia suficiente porque es fácil vivir “encerrados”
en nuestras comodidades, distracciones y adquisiciones, sin darnos cuenta de
este “coronavirus de la miseria” que afecta a tantos y les roba la vida a
diario.
En medio de esta situación los cristianos invitan a orar, a
hacer cadenas de oración, a unirnos para pedir que acabe pronto esta pandemia.
Muchos sacerdotes nos ofrecen sus videos con oraciones, celebraciones eucarísticas,
novenas, etc. Pero me da mucho temor que esas expresiones no nos lleven a ver
la profundidad del drama que este coronavirus ha sacado a la luz, al menos en
nuestros países. Es de desear que todas esas experiencias de oración no se
queden en “remansos de paz” que calmen nuestra legitima preocupación por el
coronavirus, sino que nos comprometan con la transformación estructural de
nuestras sociedades, porque el coronavirus será controlado en algún momento -ya
lo están haciendo en China- pero el de la pobreza es muy hondo y puede que, una
vez más, esta circunstancia actual la dejemos pasar de largo y no demos al paso
a trabajar desde nuestra fe en el Dios del reino para acabar con la injusticia,
superar la pobreza, garantizar la vida digna para todos y todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.