¿Qué debemos hacer en este tiempo de
adviento?
Comentario al evangelio del III domingo de
adviento 15-12-2024
Olga Consuelo Vélez
La Palabra del Señor, se dirigió a Juan, hijo de
Zacarías, en el desierto. Juan recorrió toda la región del río Jordán,
predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados. La gente
le preguntaba: Pues ¿qué debemos hacer? Y él les respondía: El que tenga dos
túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga
lo mismo. Vinieron también publicanos a bautizarse y le dijeron: maestro, ¿qué
debemos hacer? Él les dijo: No exijan más de lo que les está fijado. Le preguntaron
también unos soldados: y nosotros ¿qué debemos hacer? Él les dijo: No hagan
extorsión a nadie, no hagan denuncias falsas y conténtense con su pago. Como el
pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de
Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: Yo les
bautizo con agua, pero viene él que es más fuerte que yo, y no soy digno de
desatarle la correa de sus sandalias. El los bautizará en Espíritu Santo y
fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su
granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga. Y con otras muchas
exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva (Lc
3, 2b-3.10-18)
Continuamos en las lecturas de estos domingos de
adviento con el evangelio de Lucas y con la figura de Juan el Bautista. El
domingo pasado nos lo habían presentado predicando en el desierto. Hoy está
entablando un diálogo con tres grupos de personas distintas las cuales se
sienten interpeladas por su predicación y le preguntan ¿qué debemos hacer? Juan
Bautista responde a cada grupo de manera distinta. A los primeros, un grupo de
personas sin más especificación, les dice que si tienen dos túnicas han de dar
una y si tienen para comer han de compartir con los que tienen. En otras
palabras, el cambio de vida en este caso, viene por la solidaridad, el
compartir, el ayudar a todo necesitado que se encuentre en el camino. En el
segundo caso, quienes le pregunta qué han de hacer son los publicanos. Estos
tenían el oficio de recoger los impuestos para el Imperio, pero tal vez podían
cobrar más para quedarse con la diferencia. Juan Bautista les dice que no deben
cobrar más de lo que está fijado. Finalmente, un grupo de soldados también le
hacen la misma pregunta y Juan les contesta que no extorsionen a nadie, ni los
acusen mentirosamente y se contenten con su salario. Como podemos ver, a cada
grupo les responde según sus circunstancias.
Nosotros también, como preparación en este tiempo de
adviento, podríamos hacerle la misma pregunta ¿qué debemos hacer para estar
dispuestos a recibir al Niño que viene? La repuesta hemos de encontrarla cada
uno en aquello que hacemos diariamente, en nuestras circunstancias concretas
donde siempre podemos optar por el mayor bien, la verdad profunda y la bondad para
con todos.
En la segunda parte del relato vemos que la gente,
ante el actuar de Juan el Bautista se pregunta si él es el Mesías o han de
esperar a otro. Juan les responde a partir del bautismo que él realiza -con
agua- y el que realizará el Mesías -en espíritu santo y fuego-. Y les
especifica algo de ese bautismo en el espíritu: viene a separar el trigo de la
paja, quemará todo lo que no sirve. Es decir, si Juan predica la conversión,
con Jesús saldrá a la luz la verdad de cada uno y todo aquello que no responda
a ese llamado será rechazado.
Termina el evangelio diciendo que Juan exhortaba de
muchas maneras, anunciando al pueblo la Buena Noticia que llega. Nosotros ya
próximos a navidad hemos de seguir está misma dinámica del anuncio gozoso del
Niño que viene, pero al mismo tiempo, poniendo en práctica lo que implica
acogerlo, recibirlo, reconocerlo en la historia que vivimos.
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