Mi postura ante el gobierno del cambio … de ese
“cambio” al que se oponen férreamente
Olga Consuelo Vélez
Ya casi van a ser tres años del gobierno de Gustavo Petro y las opiniones
siguen igual de divididas que antes de su elección. Personalmente apoyé su
candidatura y he ido acompañando su gobierno, pero no tengo la formación
política suficiente como para entender tantos intereses necesarios para este
juego político, ni acompaño cada paso dado por el gobierno para tener todos los
elementos de juicio. Pero desde mi percepción, nunca pensé que el “cambio”
fuera a llegar en tres o cuatro años. Y, por eso, no me extraña que no veamos
cambios súbitos, como tantos esperarían, porque es imposible. No dependen de la
voluntad de un presidente sino de toda la estructura de gobierno que no es nada
fácil.
Por esto opino que Petro ha buscado hacer “cambios” en la salud, lo
laboral, lo educativo, lo pensional, la reforma agraria, etc., y lo ha hecho pasando
por las estructuras gubernamentales quienes, en definitiva, aceptan o rechazan.
Pero, el problema es que solo se encuentran obstáculos por parte de la
oposición. Algunos quisieran que el gobierno cediera a todo lo que dice la
oposición, pero, si cede ¿cuál cambio se estaría propiciando? Y ya conocemos
los resultados de todas las reformas presentadas: no aprobarla, demandarla,
archivarla sin discutirla, etc.
Todo cambio desestabiliza, en cierto sentido, genera “caos”. Además, todos
somos bastante apegados a las cosas como siempre han funcionado, aunque sepamos
que no funcionan bien. Y, en todo cambio, algunos pueden salir afectados. Todos
quisiéramos que no fuera así pero así es.
Para mí, Petro tiene un proyecto de país que me gusta, me parece muy
solidario, muy justo con los más pobres, con ese horizonte ecológico tan
urgente en la actualidad, con una sed de paz que deberíamos tener todos, etc.
Algunos dicen que no sabe pasar todo eso a la realidad, pero lo que yo he
visto, como ya dije, ha sido proponer reformas por los cauces adecuados, pero
todo lo frenan, lo distorsionan, lo manipulan. En este sentido, los medios de
comunicación hacen una labor muy eficiente: presentan absolutamente todas las
noticias de manera negativa. Cada vez que escucho a los y las periodistas no
logro entender por qué modelan de esa manera la conciencia de los oyentes y,
desafortunadamente, lo logran. Después uno oye a la gente repitiendo
exactamente lo que dijeron los medios de comunicación, con la misma
perspectiva, sin ningún criterio, totalmente convencidos de lo que allí se
dice. ¿Podrán decir algo diferente estos periodistas pagados por los ricos del
país que no están dispuestos a ceder ni un mínimo de privilegios?
Durante estos casi tres años he seguido “las noticias del cambio” -todo
aquello que no se publica en los medios hegemónicos y yo veo muchas cosas que
se han hecho en las regiones y en muchos aspectos. Todo puede tener su critica
y nada es suficiente, pero que ha habido cambios los ha habido. Para mí no ha
sido un gobierno perdido sino luchado, no es un gobierno que ha defraudado sino
que ha develado la férrea oposición de los que manejan este país, no es un
gobierno sin ideas, planes, proyectos para hacer de Colombia un país mejor sino
un gobierno al que se le quiere acabar porque no se le perdona a Petro su
pasado guerrillero -como si eso no hubiera sido su forma de comprometerse
socialmente según se entendía en su momento-, no se le perdona que no sea de la
clase dirigente que siempre ha manejado el país, no se le perdona que conozca
tanto el país y pueda explicar las causas de nuestra situación con nombres
propios y hechos verdaderos.
A mi no me extraña esta férrea oposición al gobierno del cambio porque
¿dónde se ha visto que la gente quiera un cambio que favorezca a los más
necesitados? ¿dónde se ha visto que a la gente le importe el bien común y no
sus propios intereses? ¿dónde se ha visto que las personas estén dispuestas a
desinstalarse para comenzar a generar un cambio?
En fin, seguro que algunos de mis lectores tendrán objeciones ante todo
esto y, muy posiblemente podrán mostrar la otra cara de la moneda y hasta
tendrán mucha razón. Pero a lo que yo no me resigno y, en verdad me duele, es
constatar que muchos de los que se oponen al cambio se digan creyentes. Desde
la fe, cómo no poner la suerte de los pobres, en primer lugar, en lugar de la
riqueza de los empresarios; cómo no poner en primer lugar el cuidado de la
creación que las ganancias por la explotación de los recursos minerales; cómo
no poner en primer lugar los esfuerzos por la paz que la lucha armada que
durante 60 años de conflicto armado en Colombia no ha logrado sino acrecentar
la muerte y así, podría seguir enumerando muchas cosas que jamás había
escuchado de todos los gobiernos neoliberales que hemos tenido en las décadas
pasadas.
La movilización ciudadana es necesaria para conseguir cambios porque,
definitivamente, esa mayoría del congreso asentada en sus privilegios, no
dejará que nada cambie y tantos consumidores de los medios hegemónicos tampoco
dejarán que nada cambie. Espero que el siguiente gobierno continue la línea de
este gobierno porque yo prefiero alimentar todos esos valores humanos propuestos
por este gobierno, sabiendo que hay que lucharlos ahora y después y más
adelante, que seguir la lógica del mercado, de la ganancia, del individualismo,
de la ley del más fuerte, que tan bien se vende y cautiva a tantos fácilmente.
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