¡Y ganó “El cambio
por la vida”
Olga Consuelo Vélez
Han sido tres semanas muy difíciles desde la primera vuelta
y por fin, “ganó el pacto por la vida”. En este día no ganó una persona -Petro-
sino que ganaron las periferias, las víctimas, los y las nadies, la población
afro, y tantos pobres con diferentes necesidades y exclusiones. Además ganó un
relato que se acerca más a la verdad (todo relato es limitado como la misma
vida humana) porque no es verdad que los guerrilleros insertados no puedan
acogerse a la legalidad y seguir construyendo patria, porque no es verdad que
el único sistema confiable es el neoliberalismo, porque no es verdad que hay
que esperar indefinidamente para empezar el cuidado de la casa común, porque no
es verdad que los gobiernos progresistas son comunismo, porque no es verdad que
no podamos tener un Estado de Bienestar -como tantos países del llamado primer
mundo- para garantizar una educación, una salud, una pensión, una vivienda y
tantas otras necesidades básicas a lo que tienen derecho todo colombiano/a. Los/as
pobres, los/as nadies ¡no son vagos!, ¡no son atenidos!, -como los califican
tantas personas desde su comodidad-. Ellos son víctimas de la injusticia social
de la que esta parte de Colombia, hoy ganadora, se cansó y ha puesto todo de su
parte para comenzar a revertirla. Que la injusticia se haga justicia, que le vida
triunfe sobre la muerte, que la paz acabe con la guerra.
Espontáneamente mucha gente ha salido a la calle para celebrar
este triunfo. No importa la lluvia (en Bogotá) porque es más grande la alegría
del triunfo. Pero lo más interesante es la presencia masiva de tantos jóvenes.
A ellos también les debemos este triunfo porque son los que hace un año
protestaron en las calles porque la situación que vivimos no se puede tolerar
más. Su constancia, audacia y fortaleza muestra la conciencia política de los
jóvenes y su compromiso con construir nuestra patria. No es verdad que los
jóvenes son vándalos -como también los califican tantas personas que solo viven
en su pequeño mundo, temerosos de cualquier cambio-.
La alegría de este momento refleja un sentir del “pueblo”.
Ese pueblo que se logra unir y luchar por causas comunes. De este pueblo nos
habla el papa Francisco en la Fratelli Tutii, pero lamentablemente, hay una porción
de Iglesia que no puede salir a celebrar con este pueblo, porque parece que
nunca esta con él, aunque en teoría dice seguir al Jesús del reino, donde los
pobres ocupan el primer lugar. ¡Esas son las incoherencias de nuestra fe!
Los periodistas de los medios casados con el gobierno
actual, no saben muy bien cómo transmitir este triunfo. Se les ve rígidos, como
a muchos de los invitados a comentar. Es que después de tantos meses
contribuyendo al desprestigio de la campaña del Pacto Histórico, ahora no saben
ni qué decir. Porque, aunque fue verdad que de todas las campañas hubo
iniciativas de atacar personalmente al contrincante, es verdad de toda verdad
que contra Petro todo eran ataques, todo era distorsión, no hubo un solo debate
en que los oponentes no partieran de una mentira para atacarlo y que los
periodistas no le hicieran preguntas con la intencionalidad de reforzar prejuicios
infundados.
Por supuesto que las cosas no van a cambiar mágicamente.
Creo también que errores no faltarán. Estaremos escribiendo en el futuro con
desacuerdos frente a decisiones que tomen. Pero no olvidemos que cualquier
decisión necesita la aprobación del congreso y será una “obra de arte”
conseguir unir fuerzas para el bien de Colombia. No faltará la oposición férrea
de los contrarios. Sin embargo, Colombia no va a ser la misma después de este
triunfo. Por primera vez nuestro país se mira desde la periferia, por primera
vez los que nos hablan son representantes de los indígenas, de los afro, de los
campesinos, de las víctimas, de los pobres, de los nadies y las nadies, pueblo
colombiano que trabaja con tanta dignidad y que por siglos ha sido víctima de
tanta injusticia social.
Gracias Francia Márquez por hacer realidad que una mujer
como tú -a los que tantos tienen recelo por ser negra, ser lideresa, ser
valiente- ocupe este segundo cargo de la nación, rompiendo el techo para las mujeres
pobres, negras, del pueblo. Desde tu maravillosa votación en las consultas nos
has mostrado que existe esta porción de pueblo que levanta la voz y es capaz de
encargarse de liderar el rumbo del país por la senda de la vida, vida que has
defendido con el compromiso de tu propia vida.
Gracias Gustavo Petro por no haberte cansado a pesar de
tanta oposición. Tu vida vale la pena ¡y sin duda! Como dijo algún periodista o
comentador, has sabido interpretar el sentir del pueblo y merecías ser nuestro
presidente. Tus primeras palabras, después de este triunfo, son las que
necesitamos: una política del diálogo, del amor, de la reconciliación, de la
paz y, sobre todo, abrir las puertas del cambio. No estamos bien y tenemos
derecho a estarlo. Confiamos que estos cuatro años que vienen sigamos trabajando
por la unidad y la paz, por la justicia social y la inclusión de todos/as, por superar
tanta violencia que no tenemos porque vivir. ¡Tenemos derecho a vivir en paz!
¡Tenemos derecho a ser felices! ¡Tenemos derecho a vivir sabroso!
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