La imagen de la Vid habla
más de comunidad que de individuos,
más de espiritualidad
comunitaria que individualista
Comentario al
evangelio del 5° domingo de Pascua 28-04-2024
Olga Consuelo Vélez
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo
sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para
que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado.
Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí
mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en
mí. Yo soy la vid, ustedes los
sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque
separados de mí nada pueden hacer. Si alguno
no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen,
los echan al fuego y se queman. Si
permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y
les será hecho. En esto es glorificado
mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son mis discípulos (Jn 15, 1-8).
El domingo pasado hicimos referencias a
varios textos del evangelio de Juan donde el evangelista pone en boca de Jesús
la definición de lo que Él es: Pan de vida, Luz, Buen Pastor. En este texto va
a decir que es “Vid verdadera”. Junto a esta definición señala elementos muy
importantes: es la Vid cuidada por el Padre, es la Vid que junto a los
sarmientos da fruto en abundancia, cumpliendo una sola condición: que los
sarmientos permanezcan unidos a la Vid, es decir a Él mismo. Si no se está
unido, no se puede dar fruto, nada se podrá realizar, no se forma parte del
discipulado.
Ahora bien, esa unión entre Vid y sarmientos
es otra forma de hablar de la comunidad cristiana. Su vitalidad no depende de
una excelente organización o de unos objetivos muy nobles. Depende de la unión
con Cristo, de la comunión con su espíritu. En otras palabras, de beber de la
misma fuente, recorriendo los mismos pasos de Jesús, transitando por sus mismos
caminos. Por supuesto no se refiere a la literalidad del tiempo de Jesús sino al
Espíritu que lo impulsó a la misión y que ahora nos ha de impulsar a vivir en
el aquí y ahora de nuestro tiempo.
Pero es importante enfatizar que la imagen de
la Vid y la permanencia en ella, no debe llevarnos a una espiritualidad
individualista que, lamentablemente, caracteriza la piedad de bastantes
cristianos. Parece que Jesús se hiciera a nuestra medida y solo interesara
relacionarse con Él. Aumentan así las devociones y las peticiones de sus
bendiciones para la propia vida, sin interesarse por la vida de los demás.
Precisamente la imagen de la Vid, como dijimos antes, habla más de comunidad
que de individuos, más de relaciones interpersonales de todos los sarmientos
entre sí que de individuos relacionándose exclusivamente con Jesús. Hace mucha
falta el cultivo de una espiritualidad más comunitaria, donde la suerte de los
demás no sea indiferente para nadie. Es toda la Vid la que está llamada a
mantener el alimento para toda la planta. No pueden vivir unas ramas, sin
preocuparse por las otras. Aunque el texto diga que las ramas que se sequen, se
cortan y se queman, es una manera simbólica de alertarnos de lo que puede pasar
cuando la savia no recorre toda la planta. Pero no sería de extrañar que esas
ramas secas vayan debilitando a toda la planta, es decir, minen, efectivamente,
la vida comunitaria, dejándola estéril para dar algún fruto.
Que este tiempo de Pascua de frutos
abundantes en la vida de las comunidades eclesiales. Tal vez si miráramos más a
Jesús, encontraríamos caminos de renovación y creatividad que tanta falta hacen
a la Iglesia actual. Tal vez alimentándonos del mismo espíritu de Jesús
tendremos más audacia para transformar “lo que siempre se hizo así”, por
estructuras más ágiles, más moldeables, más plurales, más incluyentes, más
diversas. Y, talvez, sería muy posible que la primavera eclesial que saboreamos
con el Papa Francisco llegue a florecer decididamente, mostrando así que la
unión con Cristo no defrauda, sino que da frutos abundantes de amor
fraterno/sororal, de comunidades eclesiales a imagen de las comunidades de los
orígenes.