Un
seguimiento en la lógica del servicio y no del poder
Comentario al
evangelio del domingo XXIX del Tiempo Ordinario 20-10-2024
Olga Consuelo Vélez
Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de
Zebedeo y le dicen: Maestro, queremos nos concedas lo que te pidamos. Él les
dijo: ¿Qué quieren que les conceda? Ellos le respondieron: Concédenos que nos
sentemos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús les dijo:
No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo voy a beber o ser
bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado? Ellos le dijeron:
Sí, podemos. Jesús les dijo: La copa que yo voy a beber, si la beberán y
también serán bautizados en el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero,
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que
es para quienes está preparado. Al oír esto los otros diez, empezaron a
indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: Saben que los
que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos
y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino
que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que
quiera ser el primero entre ustedes, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo
del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate
por muchos. (Mc 10, 35-45)
La segunda parte del evangelio de Marcos se estructura
en base a los tres anuncios de la pasión, anuncios que no son comprendidos por
los suyos. El evangelio de hoy, está precedido por el tercer anuncio que Jesús
hace, a los suyos, subiendo a Jerusalén en el que les dice que el Hijo del
hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a
muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán
y lo matarán y a los tres días resucitará (Mc 10, 33-34). Y en ese contexto
Santiago y Juan se acercan a Jesús para pedirle que les conceda el estar a su
derecha y a su izquierda. Situados en todo el contexto se entiende con más
fuerza la incomprensión de los discípulos del camino de Jesús y la diferencia
de valores que tienen en su horizonte de seguimiento. Una vez más Jesús les
explica por dónde va la lógica del discipulado y para eso se sirve de los
símbolos de la copa y del bautismo para explicarles, de nuevo, que él va morir
en rescate por muchos, como se dirá al final de este evangelio. Es decir, una
muerte vicaria en el que Jesús se entrega por los suyos. Cabe anotar que el
término “muchos”, en la cosmovisión de ese tiempo se entiende como “todos”, es
decir, realmente Jesús se entrega por toda la humanidad.
Pero visto que los discípulos no logran entender la
lógica del reinado de Dios anunciado por Jesús y las consecuencias que Jesús va
a vivir por dicho anuncio, Jesús llama a sus discípulos -los cuales ya estaban
indignados por la postura de Santiago y Juan- y les vuelve a explicar en qué
consiste su mesianismo: no es igual al de los señores del mundo que solo saben
de poder y de oprimir a los otros, sino de servicio al mismo estilo de Jesús.
La lógica del reino no va por el camino de los ascensos, del prestigio, del
honor, del poder. Va por la lógica del servicio y en eso consiste la grandeza
de la comunidad del reino. El que quiera ser el primero ha de ser el servidor
de todos.
No es difícil entender el mensaje del evangelio de
hoy, pero sigue siendo difícil vivirlo en la iglesia actual. Justamente la
experiencia del sínodo de la sinodalidad invita a caminar juntos, a ser una
comunidad donde la única dignidad sea la del bautismo y en la que todos los
ministerios se entiendan en clave de servicio. Pero no está siendo fácil
practicar esa otra manera de ser iglesia porque son demasiados siglos de
clericalismo, de estructura piramidal, de honor eclesial, de dignidad
sacerdotal o episcopal, de títulos honoríficos para quienes están en los
niveles de decisión, de ejercicio del poder entendido como superioridad y no
como servicio. El papa Francisco desde el inicio de su pontificado ha criticado
el clericalismo -que no solo es vivido por los clérigos sino también por los
laicos que apoyan con sus actitudes esa manera piramidal de ser Iglesia.
También Francisco se refirió a los pastores con olor a oveja y a cómo deben
caminar no solo delante sino en medio y detrás de la porción del pueblo de Dios
que se les ha encomendado.
Conviene, entonces, revisar el tipo de seguimiento que
vivimos para verificar si se inscribe en la lógica del servicio y, un servicio
que comience por los más pobres.
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