El Papa Francisco en
Medellín: un cambio real en la vida de la iglesia
Hay mucho debate en sí el Papa cambia la
doctrina o mantiene la continuidad con el magisterio anterior. Los expertos
dicen que no cambia la doctrina. Los más tradicionalistas dicen que sí y “se
rasgan las vestiduras” (en secreto, muchas veces, para no desentonar porque es
sabido que siempre se ha respetado el magisterio pontificio) y los que desde
siempre han vivido con esa inquietud profética de que la iglesia podría
parecerse más a la iglesia de Jesús, no debaten si cambia o no la doctrina pero
si se sienten muy alegres al oír al Papa y al verlo actuar porque su presencia
trae otro estilo de Iglesia, trae otra manera de situarse ante el mundo, invita
a otra forma de ser y de juzgar, de actuar y de comprometerse.
Francisco habla muy claro pero no es de
extrañar que muchos quieran mantener oídos sordos. El Papa dice todo lo
contrario de lo que muchos jerarcas y católicos han enfatizado por décadas. En lugar
de hablar de la “pureza” de la doctrina, de los ritos, de las tradiciones, se
dedica a decir que en la iglesia han de caber TODOS porque la iglesia no es una
aduana que impide la entrada a nadie. Además afirma que la rigidez, las
seguridades y los apegos –a lo que se cree es la ley de Dios- no es de Dios. Todo
esto constituye un cambio real en la manera como algunos jerarcas y no pocos
laicos viven la predicación, las actitudes y las costumbres en la iglesia.
Como ya lo dijo Benedicto XVI, no se comienza a
ser cristiano por una idea sino por el encuentro con una persona. Esto es el
seguimiento de Jesús. Y Francisco recuerda que seguir a Jesús es preguntarse
¿qué es lo que le agrada al Señor? en lugar de escudarse en el cumplimiento de
unas normas -que son mediaciones que pueden cambiar como todo lo humano-. Ante
esto el Papa propone tres actitudes fundamentales del verdadero seguidor de
Jesús: (1) ir a lo esencial (2) renovarse (3) involucrarse.
Para ir a lo esencial se requiere dejar esa mentalidad farisea, apegada a la
norma y lejana a la experiencia de Dios. Por lo contrario, lo esencial es
escuchar la Palabra y desde ella ver las necesidades de los hermanos que nos
reclaman y no podemos dejar de atender. Renovarse
respondiendo al llamado del Señor que nos habla a través de sus llagas
presentes en la vida de los más pobres y nos invitan a la superación de la
violencia buscando caminos de reconciliación y paz. Involucrarse, saliendo de sí para encontrarse con todos y no
impedirle a nadie que entre a la iglesia, no sentirse dueño sino servidor. La
manera de involucrarse es haciendo uso del método latinoamericano: ver-juzgar-actuar
(el Papa recordó que este método surge con la Conferencia de Medellín en 1968),
“sin miopías heredadas” (¿estaría refiriéndose a todo el recelo frente al
camino latinoamericano de tantos sectores eclesiales?) para examinar la
realidad con los ojos de Jesús y juzgar y actuar desde esa mirada. Todo esto
supone un cambio en la vida eclesial. Una nueva mirada, un nuevo juicio. Un nuevo
actuar.
En el encuentro con los sacerdotes, religiosos/as,
seminaristas y sus familias el Papa ahondó más en este cambio de mentalidad que
se exige hoy a la Iglesia. A partir del texto bíblico de la vid y los
sarmientos el Papa les propuso tres modos de hacer efectivo el permanecer: (1)
Permanecer tocando la humanidad de Jesús, contemplando la realidad no como juez
sino como samaritano, conmovido ante la necesidad de las personas; (2)
Permanecer contemplando su divinidad, a través de las Sagradas Escrituras para
conocer a Jesús y saber lo que él quiere de nosotros, (3) Permanecer en Cristo
para vivir en alegría la cual es el mejor testimonio que podemos ofrecer al
mundo. En el fondo, en el mensaje que el Papa quiso dar a los consagrados
continuaba insistiendo en lo que él ve como esencial: contemplar a Jesús en la
realidad, servirle allí asumiendo todo lo que esta conlleve, encarnar
definitivamente la fe en la historia que nos toca vivir. Y en Colombia esta
historia nos invita a superar los diluvios de los desencuentros y de las
violencias, dando frutos de encuentro y solidaridad.
Sí, el Papa está cambiando la manera de ser
iglesia. La manera de vivir el seguimiento. La manera contemplar el mundo. Pero
no por un gusto personal sino porque mirando el evangelio de Jesús, quiere
zarandear la iglesia para que lo asuma de una vez por todas, para que deje de
estar acomodada y dé el primer paso y muchos otros pasos en el auténtico
seguimiento.
¿Asumiremos esta propuesta? Sinceramente lo veo
difícil. Pero no hay que perder la esperanza porque el mismo Espíritu que
suscitó un Papa venido del fin del mundo que ha vuelto a lo esencial del
evangelio puede hacer que la iglesia colombiana, de una vez por todas, asuma el
compromiso de construir la paz y la reconciliación porque entiende que si esto
no es evangelizar, ¿qué podría serlo?
Gracias doctora Consuelo. sius palabras siemre sanan desde el perdón y desde la verdad. Gracias y a seguir caminando en esos primeros pasos del amor y la vida.
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