Sin novedad, el Instrumentum laboris para
la próxima Asamblea Sinodal
Olga Consuelo Vélez
Ya se intuía que el Instrumentum laboris para la próxima asamblea en
Roma en octubre 2024, del sínodo sobre la sinodalidad, no tendría mucha
novedad. Y, al leerlo, se confirma la intuición. En realidad, presenta la fundamentación
eclesiológica de una iglesia sinodal ante lo cual nada que añadir, haciendo los
énfasis que conocemos y que ha de ponerse en práctica: más participación laical
por la dignidad bautismal y un ejercicio diferente del ministerio ordenado,
incluido el papado para dar un testimonio más creíble de una iglesia con
participación y corresponsabilidad de todos sus miembros.
Pero hagamos algunos comentarios para seguir pensando cuál es la realidad
eclesial que pretendemos reformar y lo difícil que sigue siendo. A muchas personas
les llamó la atención que el documento fuera presentado solo por clérigos.
Algún periodista en esa presentación, cuestionó ese hecho, pero la respuesta
fue la justificación internalizada que tienen los que coordinan el sínodo,
expresado más o menos así: somos los que dirigimos esto, por eso estamos aquí.
Es decir, ni siquiera pasa por sus cabezas el comenzar a romper las formas de
funcionar existentes para ir concretando la sinodalidad. Las mujeres como
siempre, son el complemento: para presentar a los ponentes o para dar algún “testimonio”.
Pero aquello que es central y fundamental, sigue en manos del clero.
Algo rescatable del documento, es constatar que las mujeres seguimos siendo
“una piedra en el zapato eclesial” y por eso hay bastantes referencias al papel
de las mujeres en la Iglesia, pero siempre dando vueltas a lo mismo: abrir
espacios a las mujeres, pero “lejos” del ministerio ordenado. Y pareciera que
la iglesia es consciente de que, sin abrir espacios a las mujeres, la
institución eclesial no puede ser “creíble”, de ahí, que justifiquen, por un
lado y por otro, tal vez para convencernos, de la importancia de las mujeres y
de todos los espacios que podemos ocupar, sin que sigamos insistiendo en los
ministerios ordenados. Quien sabe si esta insistencia que no se está pudiendo
ocultar, logre cambiar, ojalá más temprano que tarde, esa barrera frente a la
participación plena de las mujeres en la Iglesia. Veremos cómo sigue este
camino. Sabemos que en el aula sinodal hay varias mujeres que afirman que no
necesitan de más apertura de la que hay. Pero las preguntas son obvias: ¿Quiénes
están allí? ¿por qué fueron invitadas? ¿qué puesto ya “de hecho” ocupan en la
instancia eclesial? Nada que ver con la multitud de escritos y conferencias que
teólogas y mujeres comprometidas con la vida eclesial dan por el mundo pidiendo
esa participación plena. Pero pocas de estas voces, consiguen asomarse en esos
muros vaticanos.
El documento afirma que las asambleas continentales han sido una
experiencia muy positiva para las conferencias episcopales que nunca se habían
reunido de esa forma. Podrían haber recogido la rica y valiosa experiencia de
la iglesia latinoamericana con sus cinco conferencias episcopales. Pero no pareciera
que la iglesia de este continente fuera muy relevante. Más aún, si se revisa el
nombre de los integrantes de los equipos y comisiones nombrados para el sínodo
y para continuar con la reflexión de los temas que el Papa considera, necesitan
más estudio, la presencia latinoamericana no es muy significativa. Nuestra iglesia
sigue siendo muy eurocéntrica y lo periférico es solo una pequeña “muestra”.
Viendo la constitución de las diez
comisiones y su referencia a los dicasterios romanos que Francisco propuso,
recordé que en los inicios del Concilio Vaticano II se pensó en encomendar a
cada dicasterio romano la temática que le correspondería, facilitando la
reflexión y, de esa manera, el Concilio terminaría pronto. Cuando se determinó
que no fuera así, -mirándolo desde el hoy-, se constata como esa desinstalación
permitió dar los frutos de ese concilio. Haciendo analogía con el momento
actual, me pregunto si algo nuevo podrá salir de allí. Es demasiado difícil que
quien está ejerciendo un cargo, repiense su cargo, reconozca que hay que
transformarlo y se disponga a afrontar algo nuevo. Sinceramente, aunque no es
imposible, me parece muy difícil que estas estructuras logren movilizarse y
veremos, si de aquí a junio del 2025 -fecha en la que dijeron, estas comisiones
darían sus resultados- alguien recuerda que se estaba estudiando y celebra sus
resultados.
El documento nombra cinco veces a
los “pobres” y la necesidad de escucharlos. Se refiere una vez a los migrantes
y una vez la “casa común”. Pero el grito de los pobres es un “tema” para
estudiar en una de las comisiones y su rostro “múltiple” no se explicita. Dice
que hay que incluir a todos, pero es incapaz de nombrar a la diversidad sexual
que con tantos rechazos se encuentra en la vida eclesial. Refiriéndose a las
mujeres señala que hay que prestar atención al lenguaje en las imágenes
bíblicas, predicaciones, catequesis, etc. Esto es muy positivo, la lástima es
no decir lenguaje “inclusivo”, para responder a tantos, en la sociedad y en la
iglesia, que rechazan este término.
Claramente se ha explicitado que
el sínodo es sobre la sinodalidad y por eso las “particularidades” se dejan
para los “expertos” que las estudien en otro momento. No parece la consecuencia
lógica con la etapa de escucha en la que se expresaron todas las particularidades
-que son más que eso, porque son estructuras de poder que desdicen de la
Iglesia- y frente a las cuáles la gente se ilusionó que fueran tratadas y se
dieran respuestas adecuadas.
En fin, en la práctica, la mayoría
del Pueblo de Dios no tiene mucho interés en este proceso sinodal.
Independiente de lo que se diga en el centro eclesial, la gente sigue viviendo
su fe y abriendo nuevos caminos para entenderla, expresarla y celebrarla. Y una
vez más, la iglesia institución, se mantendrá al margen de este caminar y
cuando se dé cuenta, no habrá muchos que estén esperando su respuesta. Pero los
que nos dedicamos explícitamente a estas reflexiones, seguimos insistiendo y
empujando a ver si algún día los pasos se acompasan. De ahí este escrito,
aunque sea para decir lo difícil que resulta la reforma de la Iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.