jueves, 26 de septiembre de 2024

 

La vivencia histórica de la fe, determina la esperanza escatológica

Comentario al evangelio del domingo XXVI del Tiempo Ordinario 29-09-2024

 

Olga Consuelo Vélez

 

Juan le dijo: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros. Pero Jesús dijo: No se lo impidan, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros. Todo aquel que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Mas vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehena, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pacado, córtatelo. Mas vale que entres cojo en la Vida que, son los dos pies, ser arrojado a la gehena. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Mas vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehena, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga. (Mc 9, 38-43.45.47-48)

 

El evangelio de este domingo presenta dos temas que no parecen tener mucha conexión. Tal vez la conexión es estar en una unidad literario de Marcos en la que muestra los valores contraculturales del Reino frente a la sociedad.

El primer tema se refiere al dicho “el que no está conmigo, está contra mí”, que aparece en todos los sinópticos, pero en contextos distintos. En Lucas (11, 23) y Mateo (12, 30), el contexto es de la acusación que le hacen a Jesús de estar expulsando demonios en nombre de Belzebú. Jesús les dice que un reino no puede estar dividido contra sí mismo. En Marcos, se refiere a que están expulsando demonios en su nombre, algunos que no son del grupo. En los dos casos, lo central es “hacer el bien” y mientras esto se haga, no se va en contra de Jesús y, por tanto, no hay por qué impedirlo. Pero recordemos que expulsar demonios en la biblia no se refiere a los exorcismos de las películas de Hollywood. Se refiere a liberar a las personas excluidas por alguna razón, especialmente de tipo psicológico, e integrarlas de nuevo a la comunidad. Pues bien, en la misión que los discípulos realizan, no deben impedir que otros realicen los mismo porque hacer el bien no depende de la pertenencia a un grupo sino del bienestar y liberación que se produzca. Hacer presente el reino es lo importante y quien lo hace, no está en contra de Jesús.

 

El segundo tema son cuatro perícopas que empiezan con “Y”. Corresponden al género literario exhortación que incluyen una conclusión en forma de amenaza. La primera se refiere a “Y el que escandalice a un pequeño de los que creen, más le valdría ponerse una piedra de molino y arrojarse al mar”. No se refiere a los niños, sino a los que escandalicen a los miembros que están comenzando a formarse en su fe. Por tanto, están describiendo una situación de la comunidad. Pero la consecuencia de producir ese escándalo es enviarlos al mar que, como imagen bíblica, se refiere al lugar de los demonios. Es por tanto un dicho escatológico.

Las otras tres perícopas se refieren a partes del cuerpo como símbolo de que pueden hacer pecar (mano, pie, ojo). En los tres casos es mejor entrar sin un miembro del cuerpo a la Vida que ir con los dos a la gehena. Recordemos que la gehenna se refiere al valle de Hinnûm, donde originalmente se realizaban sacrificios humanos y, posteriormente, se quemaba basura. Al fuego se tira lo que no sirve. Por eso, la gehena es una imagen escatológica que no se está refiriendo a un lugar sino a la conciencia de que aquello que no sirve se arroja al fuego. En otras palabras, la llamada es a entrar en el reino de la vida, aunque sea con limitaciones que mantenerse perfecto y ser enviado a la gehena.

En conclusión, todos estos temas nos llaman a la fidelidad a los valores del reino, al compromiso con hacerlos posible y a la conciencia escatológica de que la vivencia histórica de la fe, determina la esperanza escatológica. Nuestra fe, por tanto, no es para un más allá, sino que, comenzando aquí, llegará a su plenitud en la eternidad.

 

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